El diario Los Angeles Times publicó en su edición digital del 7 de marzo un interesante reportaje de Hayley Smith y Terry Castleman titulado “California se enfrenta a inundaciones, ante la llegada de un chorro de aire cálido que fundirá la nieve acumulada”.
A continuación se presenta la versión en español de varios párrafos del reportaje.
Un nuevo chorro de aire cálido se dirige hacia California, generando una considerable preocupación debido a las inundaciones y los daños estructurales que se pueden producir, a medida que la lluvia cálida prevista por los pronósticos meteorológicos para los próximos días vaya cayendo sobre los niveles récord de nieve que se alcanzaron en el Estado las pasadas semanas.
En palabras de un climatólogo de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) “parece cada vez más probable que un chorro atmosférico de intensidad significativa y aparentemente cálido afectará una parte de las zonas norte y central de California, entre el jueves por la tarde y el sábado próximo”.
La semana pasada, la probabilidad de que se desarrollara un chorro atmosférico como ese era de un 20 %. El pasado lunes, la probabilidad de que se produjera un chorro de aire cálido de cierta intensidad había aumentado hasta un 70% u 80%, e incluso superior. Los chorros atmosféricos levantan las masas de aire por encima de las cadenas montañosas, depositando sobre ellas la humedad que arrastran.
Esta previsión llega en un momento en que California sigue atrapada bajo unos espesores de nieve notablemente importantes y en medio de uno de los inviernos más fríos registrados. Una serie de nueve chorros atmosféricos azotaron el Estado durante el mes de enero, causando roturas en los encauzamientos, extensas inundaciones y casi una docena de pérdidas humanas.
Durante las últimas semanas, las intensas tormentas invernales depositaron grandes cantidades de nieve fresca a lo largo de la Sierra Nevada y otras zonas, incluyendo las montañas de los condados de Los Angeles y San Bernardino, donde algunos residentes siguen atrapados tras metros de nieve.
Los funcionarios estatales indican que esa abundancia de nieve ha conseguido mejorar las extremas condiciones de sequía en que se encontraba el Estado, haciendo muy posible que mejoren los suministros de agua después de tres años de intensa sequía. No obstante, un gran espesor de nieve puede convertirse en un peligro si entra en contacto con aire húmedo, provocando así su deshielo de forma demasiado rápida.
En palabras de un meteorólogo del Servicio Nacional de Meteorología, “Veremos lluvia sobre las montañas y, en elevaciones de unos 600 m a 1.200 m, mucha de la nieve acumulada se va a derretir. En definitiva, vamos a perder una parte importante de la nieve caída durante las tormentas de las semanas pasadas. Nos enfrentamos a la posibilidad de inundaciones”.