La Sra. Melissa L. Meeker, Directora Ejecutiva de la American WateReuse Association ha hecho llegar a todos los asociados una excelente reflexión sobre la importancia trascendental que tiene no sólo la detección de contaminantes emergentes en los productos regados con agua regenerada, sino también la valoración de los efectos que esa presencia puede tener para la salud de las personas que ingieran los productos hortícolas. La reflexión ha venido motivada por el contenido de un reciente artículo publicado por investigadores israelíes (Platiel et al., 2016) en el que presentan “prueba conceptual” de que los frutos y productos hortícolas regados con agua regenerada absorben Carbamazepina, un medicamento anticonvulsivo, hasta alcanzar niveles detectables. Además, los investigadores resaltan también la presencia a niveles detectables de esos mismos compuestos en la orina de un grupo controlado de personas que habían consumido esos frutos y productos hortícolas durante una semana. Por otra parte, la orina de un grupo de individuos utilizados como grupo de control y que habían consumido esos mismos frutos y productos hortícolas, pero que habían sido regados con agua potable, contenían unas concentraciones significativamente inferiores de esos compuestos. Varios medios de comunicación han publicado recientemente diversas noticias citando este estudio como referencia.
A petición de la American WateReuse Association, el Dr. Bahman Sheikh, experto reconocido en reutilización del agua, ha analizado detalladamente este estudio y ha elaborado una respuesta razonada. El análisis de los datos realizado por el Dr. Sheikh permite concluir que, en el caso más desfavorable, serían necesarios 204 años para que una persona que consumiera esos productos hortícolas alcanzara una ingesta aceptable de los compuestos en cuestión durante toda una vida. En el caso más verosímil, sería necesario que transcurrieran 2.040 años para que se llegara a alcanzar esa ingesta aceptable.
El Dr. Sheikh indica que las concentraciones de Carbamazepina detectados en los frutos y productos hortícolas regados con agua regenerada en Israel son una manifestación dramática de la acelerada capacidad de las técnicas de detección utilizadas en los laboratorios de análisis químicos. Por otra parte, el cálculo realizado para estimar al número de años que deberían transcurrir para alcanzar una ingesta aceptable a lo largo de una vida, considerando las hipótesis más desfavorables, indica el grado en el que las concentraciones detectadas de Carbamazepina son lo suficientemente bajas como para poder ocasionar cualquier impacto sanitario en los consumidores de alimentos cultivados con agua regenerada. Los interesados pueden consultar y revisar la valoración completa elaborada por el Dr. Sheikh.