El pasado 6 de octubre, el Consejo Editorial del diario Los Angeles Times publicó un destacado artículo de opinión titulado “Ya que se está bebiendo el pipí de los dinosaurios, no tenga miedo de beber agua regenerada”, en el que manifiesta su firme apoyo al futuro prometedor que se vislumbra para la reutilización del agua, especialmente en el sur de California.
A continuación, se ofrece la versión en español del citado artículo de opinión:
Es muy posible que el fenómeno más destacado de las últimas tres décadas haya sido el cambio de actitud registrado entre los consumidores sobre su patrimonio líquido. Tras las repetidas sequías, intercaladas con diluvios de agua históricos, los californianos parecen estar más dispuestos que nunca a dar la bienvenida a la reutilización del agua de tormentas, residuales y marinas siempre que puedan estar seguros de que esa agua está limpia y es segura para su consumo.
El público se está haciendo a la idea de que toda el agua del planeta ha pasado en algún momento por el cuerpo de alguien o de algo, o ha entrado en contacto con alguna sustancia cuestionable en el suelo o el acuífero. Una broma frecuente entre los científicos es la de que “Ya estamos bebiéndonos el pipí de los dinosaurios”.
Por supuesto que el agua que en un momento pasado fue orina de dinosaurio ha sido purificada con el paso del tiempo y los repetidos ciclos de percolación a través del suelo, extracción hacia la superficie, evaporación, precipitación en forma de lluvia, y percolación de nuevo en el suelo, una vez más.
Y todo ello además de que incluso el agua captada desde los acuíferos y los arroyos montañosos de mayor pureza ha de ser tratada antes de que sea considerada segura para el consumo humano, de acuerdo con las normas de calidad actuales. Cuando el agua sale por el grifo, su grado de limpieza es similar, tanto si ha pasado por un mamut que vivió hace miles de años atrás como si lo ha hecho a través de su vecino durante el año pasado.
Las normas californianas requieren que el agua purificada que ha sido reciclada a partir de agua residual sea en primer lugar almacenada en el subsuelo, antes de que pueda ser extraída para su reutilización en consumo humano. Incluso si ese proceso no aporta un grado significativo de purificación – ya que estaba limpia antes de ser almacenada – esa fase ayuda a los consumidores a superar la sensación de “asco” y rechazo. Podrían honestamente decirse a sí mismos que están bebiendo agua extraída del suelo, y olvidar convenientemente que había estado en la alcantarilla un cierto tiempo antes.
Así es cómo funciona el proceso de gestión del agua en Orange County, una entidad pionera del sistema denominado reutilización potable indirecta. El Sur de California es el líder nacional en este tipo de reutilización del agua.
No obstante, si el agua residual es regenerada hasta un nivel de pureza como el que no tuvo nunca antes de ser distribuida por los grifos domésticos, ¿cómo podemos justificar los gastos que comporta infiltrarla en un acuífero? Tiene mucho más sentido poner esa agua regenerada directamente en la red de distribución de agua, o aguas arriba de la planta potabilizadora de agua. Ese proceso se denomina reutilización potable directa.
De acuerdo con la legislación estatal aprobada en 2017, la División del Agua de Consumo Humano del Consejo Estatal de Regulación de los Recursos Hídricos está elaborando una propuesta de normativa para regular la reutilización potable directa, que debe estar terminada antes de finales de año.
Es una paso adelante para asegurar la generalización de una alta calidad del agua para todos los californianos, en un momento en que no podemos disponer con fiabilidad de un cierto espesor de nieve de un año para otro, que los caudales del río Colorado siguen disminuyendo, que el agua del río Owens es necesaria para proteger Mono Lake y que el agua del delta de los ríos Sacramento-San Joaquín es necesaria para preservar las especies que utilizan ese sistema acuático para su migración.
El Departamento de Agua y Energía de Los Angeles y el Metropolitan Water District del Sur de California han solicitado acertadamente normativas dotadas de un amplio rango de flexibilidad. El desarrollo tecnológico avanza rápidamente, al igual que el descubrimiento de nuevos contaminantes que eran desconocidos hasta el momento. Las instituciones encargadas del análisis, la limpieza y el suministro de agua han de ser capaces de adaptarse rápidamente al desarrollo del conocimiento y las necesidades.
Por otra parte, las normativas han de ser lo suficientemente restrictivas para minimizar cualquier posibilidad de accidente. Bastaría un solo fallo o avería en un proceso de filtración para que se perdiera la confianza del público en la reutilización del agua.
Así mismo, las normas deberán ser claras sobre lo que debe hacerse con toda la suciedad que se extrae del agua residual. Aunque es generalmente seguro retornar la materia orgánica al suelo, ¿qué conviene hacer con todas las sales, sustancias químicas, metales y microplásticos? No puede dejarse que todo ese material contamine el suelo. La nueva era de la reutilización del agua debería ayudar a California a permanecer hidratada a medida que el planeta aumenta su temperatura y el abastecimiento de agua se hace cada vez menos fiable. Hecha con cuidado, la reutilización del agua podría mantener el planeta más limpio y seguro, facilitando la abundancia de agua de consumo humano.