El diario San Jose Mercury News describe la creciente preocupación entre los habitantes de California ante la posible llegada del fenómeno de El Niño, prevista para el próximo otoño-invierno, especialmente considerando las pérdidas humanas y materiales que ha causado durante sus más recientes apariciones. Entre los desastres apocalípticos para los que los ciudadanos del estado se preparan regularmente (terremotos, sequías, fuegos y Carmageddon) la lluvia es la mejor recibida, a pesar de que fenómenos gigantescos como El Niño que se está gestando actualmente en el Pacífico puede traer su propio conjunto de calamidades: inundaciones, deslizamiento de tierras e hidroplanning.
Aunque tras cuatro años de sequía han hecho que los arroyos y ríos que desembocan en la Bahía de San Francisco solo lleven un hilito de agua, los meteorólogos están registrando en el Pacífico unas temperaturas de las más altas que se han registrado hasta el momento, lo que sugiere que El Niño puede abrir una gran manguera atmosférica en “jet stream” durante este invierno.
En toda la zona de la Bahía, los constructores de tejados y los encargados de la poda de árboles están tan ocupados en la preparación de la ofensiva que muchos de ellos han dejado de aceptar nuevos encargos. Por otra parte, los equipos de obras públicas están reparando las márgenes de los arroyos, limpiando los desagües de escorrentía y almacenando sacos de tierra como precaución.
El último de los episodios más fuertes de El Niño ocurrió en el invierno de 1997-98 y ocasionó la pérdida de 17 vidas y de 550 millones de dólares en propiedades. Hizo que el torrente San Francisquito, llegara a la puerta de varios propietarios de Palo Alto. Más de 1700 propiedades de la penínsulas fueros dañadas cuando el torrente desbordó sus márgenes tras un mes de intensas lluvias.Todo el mundo desea que este sea el diluvio que apague la sequía, aunque demasiada lluvia en un intervalo corto de tiempo puede inundar viviendas en zonas inundables, como las situadas a 2 km de San Francisquito Creek.
En el corazón del sofisticado Silicon Valley, un saco rústico de tela y lleno de arena sigue siendo el arma más sofisticada para luchar contra las inundaciones. A menos que se construya una gran infraestructura técnica, los sacos de tierra son la solución más efectiva. Cuatro años de inviernos secos han generado en muchos propietarios el falso sentido de seguridad de que sus tejados aguantarán las intensan lluvias de El Niño, en palabras de un empresario del sector, cuya compañía contratará a 25 trabajadores adicionales, si consigue encontrarlos, razón por la cual sus equipos tienen una lista de espera de 2 meses. Lo que ocurre históricamente es que la gente espera a que comience a llover antes de llamar a la empresa de reparación. Para entonces ya es demasiado tarde. Hará falta de un mes a 6 semanas para poder atenderles.
Con las intensas lluvias y los fuertes vientos de El Niño, techos que nunca llegarían a tener goteras comienzan a tenerlas muy graves. Los daños por inundación no están cubiertos por las pólizas de seguro normales. Las gentes hablan de prepararse físicamente para el desastre, pero no hablan frecuentemente de prepararse financieramente. Incluso si no están obligados a ello, por estar en zona inundable, no quiere decir que no sea una buena idea contratar una póliza de seguro contra inundaciones, para lo que se requieren 30 días de anticipación.