Las previsiones de los estudios de cambio climático indican que las regiones de clima mediterráneo como la nuestra (tanto peninsular como costera) van a registrar una intensificación de su tradicional irregularidad pluviométrica. Seguirá habiendo periodos de sequía y de inundación como hasta ahora, pero con la diferencia de que esos fenómenos climatológicos se harán más marcados y más irregulares: sequías más prolongadas y lluvias más intensas (con posibles inundaciones). En realidad, ese comportamiento ya se viene registrando desde hace varias décadas, aunque haya sido la sequía iniciada en 2021 la que se ha prolongado más tiempo, causando una reducción excepcional de nuestras reservas.
El gran desafío que presenta la “irregularidad pluviométrica” requiere un reforzamiento de la “regulación hidrológica”. En definitiva, almacenando agua durante las épocas de abundancia para poder utilizarla en épocas de escasez, utilizando acuíferos, embalses y balsas de los tamaños más variados. A ello habremos de unir el ahorro y el uso eficiente del agua, además de las estrategias más vanguardistas de la regeneración y la desalinización, teniendo muy en cuenta la dependencia energética que cada una de ellas conlleva.
A modo de fuente de inspiración, la región del Sur de California, que goza de un clima mediterráneo como el nuestro, donde se han venido registrando sequías más intensas incluso que la que ahora nos afecta, en el que viven 20 millones de habitantes en un territorio de unos 50.000 km2, y con una pluviometría similar a la de Murcia y Almería, han concluido que la reutilización del agua es una estrategia inevitable para ellos y están invirtiendo más de 16.000 millones de dólares para disponer en 2035 de 750 hm3 de agua regenerada con la que recargar sus acuíferos (históricamente sobreexplotados) que pasarán así a ser nuevas fuentes de recursos para el abastecimiento potable de sus poblaciones.