La revista Newsweek, en su sección de Tech & Science del pasado 22 de marzo publicó un interesante reportaje de Robyn White titulado “California Extreme Weather Is the New Normal”.
A continuación presentamos el texto en español de varios párrafos destacados de ese reportaje.
De acuerdo con Tom Corringham, investigador económico de la Scripps Institution of Oceanography de la Universidad de California en San Diego, el embate causado por la meteorología extrema de tiempo húmedo que está afectando a California podría convertirse en la nueva normalidad, a medida que el cambio climático avanza.
Un enorme ciclón se abatió sobre el Estado el pasado jueves, derribando árboles y postes eléctricos. Al menos una persona falleció tras caer un árbol sobre su vehículo, según informaciones del diario Los Angeles Times. A primeras horas del miércoles, más de 130.000 abonados seguían sin disponer de electricidad, de acuerdo con la organización PowerOutage.us.
Tom Corringham indicó a Newsweek que California podría registrar nuevos fenómenos meteorológicos extremos en el futuro, a medida que el clima se hace más cálido. En palabras de Tom Corringham, cuyas investigaciones se centran en los impactos sociales y económicos del cambio climático, “cuando las personas preguntan si California se está haciendo más húmeda o más seca, la respuesta es que se está haciendo ambas cosas a la vez. El aumento de las temperaturas está secando nuestros jardines, promoviendo sequías más prolongadas y temporadas de incendios cada vez más intensas. Las temperaturas más elevadas harán también que la atmosfera retenga mayores cantidades de vapor de agua, promoviendo unas tormentas más intensas. Estos comportamientos han sido designados como “latigazos hidroclimáticos” o “meteorología con esteroides”.
“En el futuro de California, esperamos ver unos inviernos más cortos y mayores precipitaciones en forma de lluvia, en lugar de nieve. Esto generará inundaciones y hará más difícil capturar el agua en nuestros embalses, haciendo que los impactos de las sequías sean aún peores. La mayoría de las inundaciones que ocurren en California es debida a los chorros atmosféricos, cuya presencia está previsto que sea más prolongada, más húmeda y más amplia durante las próximas décadas”.
El embate de tiempo frío ocurrido durante el invierno significó que la capa de nieve sobre la Sierra Nevada alcanzo espesores récord. Cuando llega la primavera, la nieve se funde y rellena gradualmente los embalses de California. No obstante, esos chorros atmosféricos – flujos de humedad tropical concentrada que viaja por la atmósfera — puede hacer que la nieve se funda rápidamente, agravando aún más los efectos de las inundaciones.
“Afortunadamente, podemos tomar medidas anticipatorias para limitar los efectos negativos sobre nuestras poblaciones y nuestras viviendas. Podemos reforzar nuestras presas y diques protectores y restaurar nuestras llanuras naturales de inundación. Podemos utilizar previsiones meteorológicas mejoradas para ofrecer a los operadores de los embalses una mayor flexibilidad. Podemos inundar estratégicamente zonas de cultivo para almacenar agua en los acuíferos, siguiendo la técnica conocida como “recarga gestionada de acuíferos”. Por último, podemos invertir en nuestros sistemas de distribución de agua para aportar más agua allí donde es más necesarias durante las sequías”.
Tom Corringham indicó también que «A menos que hagamos una rápida transición desde los combustibles fósiles hacia las energías renovables, la meteorología de California se hará más extrema e impredecible. Estamos adoptando medidas prometedoras en la dirección correcta, pero todavía nos queda un largo camino por recorrer”.
California no es el único Estado que está sufriendo una sequía intensa. La mayor parte del oeste de los EEUU ha estado enfrentándose a una megasequía que se ha prolongado durante más de dos décadas. El agua en la mayoría de los Estados del oeste americano se está captando a una mayor velocidad de la que se está recargando. Esto es así incluso durante los años particularmente húmedos como el actual. La sequía se ha prolongado durante tanto tiempo que serán necesarios un buen número de años lluviosos para que podamos recuperar completamente las condiciones del pasado.