El portal StormWater Report de la Water Environment Federation publicó el pasado 30 de agosto un excelente artículo de Justin Jacques, editor del StormWater Report, titulado “Los científicos manifiestan que la presencia de PFAS en el agua de lluvia representa una crisis global”.
A continuación ofrecemos la traducción al español de este artículo.
De acuerdo con esta reciente investigación, prácticamente toda el agua de lluvia del mundo contiene unos niveles de sustancias per- y poly-fluoroalkyl (PFAS) que superan los límites de seguridad establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de los EEUU (USEPA) y otros reguladores ambientales, afectando así hasta las zonas más recónditas del planeta. Estos resultados confirman que la deposición atmosférica a través de la lluvia es una de las numerosas vías a través de las que la contaminación por PFAS se desplaza a grandes distancias y afecta a una gran diversidad de ambientes, incluyendo el aire, los suelos y las aguas superficiales. Los resultados resaltan también los riesgos sanitarios de consumir aguas no potabilizadas, una fuente vital de suministro de agua para consumo humano en muchas regiones áridas y tropicales del mundo.
Los autores de este nuevo estudio, pertenecientes a la Universidad de Estocolmo y la ETH de Zúrich, sugieren que la contaminación por PFAS representa un umbral planetario desconocido hasta el momento – un umbral cuantitativo global que compromete la tasa de desarrollo de la humanidad en caso de que se supere.
“La propagación global de los PFAS hace que los medios ambientales de todo el mundo excedan las directrices de calidad ambiental diseñadas para proteger la salud humana y que poco podamos hacer para reducir la contaminación por PFAS”, en palabras de uno de los coautores del estudio, químico ambiental en la ETH de Zúrich. “En otras palabras, tiene sentido definir un contorno planetario específico para los PFAS y, tal como concluimos en este artículo, ese contorno ha sido sobrepasado en esto momentos”.
La contaminación sobrepasa la normativa
El grupo investigador recopiló los resultados de diversos estudios publicados desde 2010 sobre la presencia de cuatro de los PFAS más comunes – el ácido perfluorooctanesulfónico (PFOS), el ácido perfluorooctanoico (PFOA), el ácido perfluorohexanesulfónico (PFHxS) y el ácido perfluorononanoico (PFNA) – en el agua de lluvia recogida tanto en ambientes urbanos como rurales, así como en la Antártida y el Plateau Tibetano, entre los biomas más remotos de la Tierra. A continuación, compararon estos niveles de PFAS con los límites de contaminación recomendados para el agua de consumo humano por la USEPA, los gobiernos alemanes y daneses, y también la Unión Europea.
Todos esos límites de calidad han pasado a ser cada vez más restrictivos durante los últimos años, a medida que ha ido aumentando el cúmulo de investigaciones sobre los riesgos de exposición ante los PFAS. En junio, por ejemplo, la USEPA rebajó los limites aconsejados para el PFOA y el PFOS en aguas de consumo humano desde los 70 ng/L para la suma de ambas sustancias hasta llegar a 20 pg/L y 4 pg/L respectivamente. El año pasado, la Agencia de Protección Ambiental danesa anunció que el agua de consumo humano no debe contener más de un total de 2 ng/l de PFOS, PFOA, PFHxS y PFNA.
“Se ha registrado una impresionante disminución de los valores orientadores de PFAS en aguas de consumo humano durante los últimos 20 años”, declaró uno de los investigadores ambientales de la Universidad de Estocolmo y autor principal del estudio. “Por ejemplo, el valor guía en agua de consumo humano para una de las sustancias más conocidas del grupo de PFAS, en concreto el cancerígeno PFOA, ha disminuido en 37,5 millones de veces en los EEUU. Si consideramos los valores guía más recientes de los EEUU para el PFOA en agua de consumo humano, las aguas de lluvia en todos los lugares del mundo estarían consideradas como inseguras para su ingestión.
La revisión realizada por el grupo investigador puso de manifiesto que los niveles de PFOA detectados en el agua de lluvia en todos los estudios realizados en todas las regiones del mundo exceden ampliamente los límites aconsejados por la USEPA. La menor concentración de PFOA se registró en el Plateau Tibetano, con un valor mediano de 55 pg/L – aproximadamente 14 veces superior a la directriz de la USEPA. El PFOS también superó los límites establecidos por la USEPA, la Norma de Calidad Ambiental para las Aguas Superficiales Interiores de la Unión Europea y otras diversas normativas, en todos los lugares menos en dos estudios realizados en la Antártida y el Plateau Tibetano.
Una Amenaza para el Desarrollo Humano
Inicialmente muy valorados por la industria por su durabilidad y longevidad, los PFAS se han caracterizado por ser un contaminante ambiental de persistencia demostrada en la atmosfera. Tras su vertido desde las instalaciones industriales, los PFAS suelen llegar los cursos de agua superficiales y los océanos donde, en lugar de disolverse, emigran normalmente hacia la atmósfera a través de los aerosoles generados por la dinámica marina. A su vez, la lluvia retorna esas sustancias químicas a la superficie de la Tierra, perpetuando sus amenazas ambientales incluso décadas después de su liberación inicial. Aunque los mayores fabricantes de PFAS del mundo han clausurado su producción desde principio de los años 2000, estos compuestos químicos continúan acumulándose incluso en las esquinas más remotas del mundo.
La ubicuidad de la contaminación por PFAS de la lluvia, los suelos y las aguas superficiales, junto con la incapacidad de revertir esta contaminación a una escala global con la tecnología disponible, lleva a los investigadores a proponer que los conservacionistas deberían considerar los PFAS como el décimo contorno planetario.
El concepto de contornos ambientales fue propuesto por primera vez en 2009 por un grupo de 28 científicos coordinados por el Centro de Resiliencia de la Universidad de Estocolmo. Esta nueva categoría ambiental incluye nueve procesos medibles, tales como el agotamiento del ozono estratosférico, la acidificación de los océanos, la integridad de la biosfera y el cambio climático, cada uno de ellos caracterizado por una serie de parámetros e indicadores. Entre esos parámetros figuran un umbral para cada contorno que, en caso de excederse, indica que la amenaza ha pasado a ser irreversible mediante el uso de las actuales medidas correctoras. En mayor o menor grado, varios de esos contornos han sido excedidos ya, incluyendo el cambio climático, el cambio en los usos del suelo y la contaminación por nutrientes.
El artículo completo puede consultarse en versión open-access accediendo a este enlace: “Outside the Safe Operating Space of a New Planetary Boundary for Per- and Polyfluoroalkyl Substances (PFAS),” del Journal Environmental Science & Technology.