Es sorprendente que la situación de sequía que está afectando a las cuencas del Júcar y el Segura no haya despertado una mayor atención del público y los medios de comunicación a nivel nacional.
Ha sido a través de conversaciones con la dirección técnica de ESAMUR como hemos podido conocer la gravedad de la situación. Las noticias previas al verano ya indicaban que los cultivos de secano estaban muy afectados por la falta de lluvias, aunque el buen estado de los embalses de la cuenca del Segura permitían asegurar unas dotaciones de riego aceptables. El paso del verano, incluso con algunos episodios de intensas lluvias muy localizadas, se ha traducido en una reducción de las reservas embalsadas, suscitando así la preocupación de todos los involucrados en la gestión y el uso de los recursos hídricos.
Por otra parte, los debates sobre la renovación de los caudales trasferidos mediante el trasvase Tajo-Segura vienen a confirmar la gran inquietud por la situación hídrica de todas esas cuencas. Entre las noticias aparecidas más recientemente figuran las actuaciones del MAGRAMA para hacer frente a la situación de sequía del Júcar y Segura, que cuenta con una inversión de 50 millones de euros, actuaciones todas ellas en fase de ejecución. La declaración de sequía ha sido prorrogada durante todo el año hidrológico próximo (30 de septiembre de 2016) con objeto de que el Gobierno pueda seguir aplicando durante la próxima campaña de riego medidas excepcionales con las que paliar los efectos de la sequía en ambas cuencas. Las intensas lluvias que se están recogiendo durante estos últimos días del año hidrológico ayudarán sin duda a mejorar las reservas, al margen de los posibles desperfectos que puedan causar.