A las muchas facetas que diferencian el norte del sur de California, se acaba de añadir una adicional: los regímenes de lluvia y en consecuencia la diferente severidad de las sequías que afectan a ambas partes del estado por cuarto año consecutivo. Las lluvias registradas en el norte durante las pasadas semanas han permitido recuperar los registros pluviométricos, hasta niveles iguales o superiores al 100% de la media histórica, y rellenar progresivamente los embalses, aunque sin que alcancen todavía sus niveles normales.
Por otra parte, las precipitaciones en el sur han sido muy limitadas, por debajo de lo normal, a causa de la trayectoria de los sistemas lluviosos que tienden a sobrevolar el norte, pasando lejos del sur del estado. Si las cosas siguen así, el próximo verano habrá dos sequías en California: una ligera, en el norte, donde sus habitantes no notarán su presencia, y otra notablemente más severa en zona mucho más poblada del sur, que propiciará mayores riesgos de incendios, extracciones más desesperadas de agua subterránea y restricciones estrictas de agua.
¿A cuánto asciende esa diferencia de precipitaciones? Mientras que en varias zonas remotas del norte de California se recogieron más de 300 mm de agua durante un reciente fin de semana, la mayoría de la zona de la Bahía y las ciudades del norte del estado recibieron entre 25 y 75 mm de agua. Durante el mismo fin de semana, Los Ángeles recibió 0,5 mm y San Diego no registro lluvia alguna. En años normales, muchas ciudades de la zona de la Bahía y la cuenca de Los Ángeles reciben aproximadamente la misma cantidad de lluvia, unos 380 mm. La razón de esta diferencia pluviométrica es principalmente la “fortuna meteorológica”, según los expertos, asociada al paso de un “río atmosférico” que, procedente de los trópicos, tiene tendencia a desplazarse hacia el norte, con preferencia sobre el sur.