En febrero de 2013, Veolia Water Industrial Outsourcing (VWIO) publicó una ficha resumen del proyecto de lavado de lechugas con agua regenerada en Tilmanstone Salads que había realizado para una de las mayores empresas agroalimentarias de East Kent en el Reino Unido, con objeto de reducir su consumo de agua industrial.
La ficha descriptiva del proyecto puede descargarse en este enlace.
A continuación se ofrece su versión en español, para facilitar la lectura por parte de los interesados.
El Grupo Bakkavor produce hortalizas preparadas y una variedad de ensaladas envasadas, en bandeja y en ensaladeras para uno de los vendedores líderes en el Reino Unido. Lo hace en su factoría de Tilmanstone Salads, ubicada en una propiedad de casi 10 ha en la localidad de Eythorne, en el condado de Kent.
Ubicada en una zona con estrés hídrico, la factoría consumía diariamente un caudal significativo de agua de abastecimiento público. La protección y el cuidado del agua pasó a ser la prioridad absoluta del Grupo, haciendo que iniciara la identificación de un socio promotor del proyecto, creíble, adecuado y poseedor de los conocimientos, la capacidad y los recursos para diseñas, construir, operar y mantener (DBOOM) una estación de regeneración de agua (ERA).
En junio de 2011, el Grupo seleccionó a VWIO como su socio de referencia para un contrato de 10 años. En noviembre de 2012, el equipo de VWIO había terminado las instalaciones de la nueva ERA y la estaba operando de forma continua todos los días.
Toda el agua que se utiliza en los procesos de la factoría de Tilmanstone Salads ha de satisfacer o exceder las normativas actuales aplicables al agua de consumo humano establecidas por la Inspección Hídrica. Para ello, el proceso se inicia con el punto de salida del efluente de la factoría, un colector que recoge todas las aguas residuales producidas por los procesos de lavado de ensaladas y hortalizas de la factoría, que se recogen en un pozo de bombeo.
El agua residual es bombeada hasta los tanques de regularización haciéndola pasar por una rejilla metálica con una apertura de 2 mm, para retirar los contaminantes de mayor tamaño. Según el director técnico de VWIO “el siguiente paso es enviar el agua hasta un tanque de flotación con aire disuelto (DAF) donde se retiran los aceites y las grasas del agua procesada mediante la adherencia de los contaminantes a minúsculas burbujas de aire. Esto provoca que la materia en suspensión ascienda por flotación hasta la superficie, donde puede ser retirada mediante un desnatador.
El agua clarificada con la DAF es tratada mediante un reactor biológico de membranas (MBR), a través de una biomasa activa que retira los compuestos orgánicos solubles restantes. A continuación, el agua pasa a través de tres procesos adicionales – ultrafiltración (UF), nanofiltración (NF) y desinfección con luz ultravioleta (UV), que constituyen las barreras físicas capaces de asegurar que el agua regenerada satisface los requisitos de la Inspección Hídrica, antes de ser mezclada con el agua de la red de abastecimiento público (tres partes de agua regenerada y una parte de agua de abastecimiento).
Nada se desaprovecha. El fango resultante del proceso de tratamiento se concentra mediante centrifugación: el agua es reintroducida en el proceso de regeneración y el fango deshidratado es reutilizado mediante su aplicación a suelos agrícolas como enmienda agronómica por la empresa asociada Veolia Water Organics Recycling. Además, el caudal de agua de rechazo de la NF se vierte en la zona de infiltración superficial de la compañía, que recarga un acuífero no potable y vierte finalmente a una reserva local de Lugar de Especial Interés Científico.
La duración total del proceso es de siete a ocho horas, durante las que el equipo de VWIO asegura una supervisión ininterrumpida, utilizando instrumentos en línea colocados en todos los equipos. La calidad del agua es verificada regularmente por los expertos de VWIO y diversos laboratorios independientes.
Los beneficios económicos de la solución ofrecida por el equipo de VWIO son impresionantes: la huella hídrica del lavado de lechugas en ahora un 75 % inferior, con la consiguiente reducción de costes relativa tanto al consumo de agua de suministro público como el saneamiento de las aguas residuales. Por otra parte, la población próxima dispone de un mayor caudal de agua de abastecimiento, suficiente para atender a 5.000 abonados domésticos.
Además, todo esto son buenas noticias desde el punto de vista de la sostenibilidad, tal como lo presenta el gerente comercial de Tilmanstone Salads: “Esta inversión representa una seguridad para el abastecimiento de agua a largo plazo de Tilmanstone, en un contexto de cambio climático, y a la vez contribuye a resolver el verdadero problema de conservar los recursos naturales”.