Continúan los avances en la documentación, la evaluación y la publicación de las circunstancias que dieron lugar al grave incidente de salud pública registrado en Flint, Michigan a causa del cambio inapropiado de su fuente de abastecimiento de agua en abril de 2014. A la interesante entrevista y valoración del Dr. Joseph Cotruvo, publicado por Water Technology y referido en nuestro anterior Boletín de Noticias, se suma ahora el excelente informe oficial elaborado por un grupo de expertos convocado por el propio gobernador del estado. A continuación se transcribe el prólogo del resumen ejecutivo del informe, en el que aparecen las 36 conclusiones y las 44 recomendaciones propuestas por los autores para detener este incidente, aplicar las medidas correctoras necesarias y motivar a todas las partes implicadas a convertir este incidente en el punto de partida de un proceso de excelencia en la prevención y la promoción de la salud pública de los ciudadanos del estado. Conviene destacar la manifestación directa de los autores en la carta de presentación de su informe al gobernador del estado de Michigan, en la que indican “Compartimos y nos sentimos estimulados por la intención y el compromiso que nos ha manifestado para determinar las necesidades de la comunidad de Flint y de aprender de los errores que se han detectado. Este compromiso es apropiado porque, aunque es técnicamente verdad que todos los niveles del gobierno fallaron, la responsabilidad del estado no puede ser ignorada. Las causas de la crisis residen principalmente en el núcleo del gobierno del estado, en razón de los errores de sus agencias y de las equivocaciones de los gerentes de emergencia designados”.
Este es el prólogo del resumen ejecutivo. “La crisis del agua de Flint es la historia del fracaso, la intransigencia, la falta de preparación, los retrasos, la inacción y la injusticia ambiental del gobierno. El Departamento de Calidad Ambiental de Michigan (DCAM) fracasó en su responsabilidad fundamental de ejecutar de forma efectiva las normas de de calidad del agua de consumo humano. El Departamento de Salud y Servicios Públicos de Michigan (DSSPM) fracasó en su cometido de actuar de forma adecuada y rápida en la protección de la salud pública. Ambas agencias, aunque principalmente la primera de ellas, se esforzaron de forma obstinada en desacreditar y rechazar los intentos de los demás para sacar a la luz los temas relativos a la inseguridad del agua, la contaminación por plomo y el aumento de casos de legionellosis. Durante la situación de emergencia de la ciudad de Flint, el departamento de agua de la ciudad se apresuró, sin preparación suficiente, a poner en marcha de forma continuada y a plena capacidad la potabilizadora de agua de Flint, captando agua de una fuente altamente corrosiva, pero sin utilizar controles para evitar la corrosión. Aunque el DCAM tenía autoridad delegada para la aplicación de la ley federal, la Agencia Federal de Protección Ambiental (USEPA) retraso la aplicación efectiva de la Ley del Agua de Abastecimiento Segura y las directrices relativas al contenido de cobre y plomo, prolongando inevitablemente la agonía. Ni el gobernador del estado ni su gabinete de apoyo adoptaron las medidas necesarias para revertir las decisiones inadecuadas que el DCAM y los gerentes de emergencia designados por el estado fueron adoptando hasta octubre de 2015, a pesar de los crecientes problemas y las sugerencias para hacerlo que les propusieron los miembros experimentados de su gabinete, debido en parte a las continuadas confirmaciones del DCAM de que el agua era segura. Las consecuencias significativas de estos errores serán duraderas para Flint. Han afectado profundamente la salud pública de Flint, su futuro económico y la confianza de sus residentes en el gobierno.
La crisis del agua de Flint ocurrió cuando los gerentes de emergencia designados por el estado sustituyeron a los ejecutivos locales, eliminando así las verificaciones y las compensaciones necesarias, así como la responsabilidad pública que comporta la toma de decisiones. Los gestores de emergencia adoptaron decisiones clave que contribuyeron a la crisis, desde el uso de agua del río Flint hasta los retrasos en conectarse de nuevo a la anterior fuente de suministro, una vez que se detectaron los problemas de la calidad del agua. Teniendo en cuenta la demografía de Flint, no pueden ignorarse o descartarse las implicaciones relativas a una injusticia ambiental.
Por otra parte, la crisis del agua de Flint es también la historia de algo que sí funcionó: el papel crítico que jugaron los ciudadanos comprometidos de Flint, los individuos que desde dentro y desde fuera del gobierno tuvieron los conocimientos y el deseo de cuestionar y rebatir el liderazgo del gobierno, y los miembros de la prensa libre que usaron las herramientas que comporta el periodismo de investigación. Sin su coraje y su constancia, es muy posible que la crisis no habría salido a la luz y los esfuerzos para mitigarla no habrían comenzado nunca”.
Los autores continúan en otra parte del resumen ejecutivo “Nuestras conclusiones y recomendaciones completas aparecen a lo largo del informe y vienen resumidas al final del resumen ejecutivo. Han sido formuladas para ofrecer medidas específicas con las que salvaguardar la salud pública de la mejor manera posible, mejorar las infraestructuras críticas de los sistemas hídricos, perfeccionar el proceso gubernamental de toma de decisiones y la supervisión reglamentaria, y mitigar los numerosos efectos sanitarios y económicos de las gentes de Flint. Esperamos que nuestras observaciones y recomendaciones sirvan como guía y modelo para la recuperación y mejora de Flint, y para salvaguardar la salud y el bienestar de todos los residentes del estado”.
Desde nuestro punto de vista, el informe constituye un ejemplo emblemático de lo que deber ser una correcta valoración técnica, en la que destacan la excelente narrativa (un excelente texto para el estudio y dominio del inglés técnico), la clara presentación del proceso seguido para su elaboración y la rotunda asignación de responsabilidades por lo allí ocurrido. En definitiva, este informe es un claro ejemplo de la capacidad de autocrítica y transparencia de nuestros colegas norteamericanos para aprender de un serio fiasco, hasta convertirlo en una verdadera historia de éxito, tanto para los que han sufrido las consecuencias de esta forma irresponsable de gestionar la vida pública, como de todos los ciudadanos que consumen agua potable en los EEUU y en otros lugares del mundo.