Valentín García, socio de ASERSA y miembro de su Junta Directiva, nos facilita el informe publicado en 2019 y titulado “Efecto del regadío con aguas regeneradas sobre los suelos, acuíferos y cultivos (ERSAC)” realizado en las Islas Baleares. Este informe ofrece los resultados del proyecto de I+D+i EARSAC en el que participaron el Grupo Tragsa, los departamentos de Biología y Edafología de la Universitat de les Illes Balears, el centro de investigación CEBAS-CSIC y la empresa consultora Amphos 21.
Entre las conclusiones y recomendaciones finales del informa, que aparecen en sus páginas 192 a 195, pueden resaltarse las siguientes conclusiones:
- Las aguas regeneradas representan un aporte adicional muy importante de nutrientes a los cultivos y un riesgo bajo de salinización de los cultivos y suelos. Pueden llegar a suponer un riesgo de eutrofización cuando son embalsadas.
- Es necesario realizar un seguimiento periódico de las características físico-químicas y microbiológicas de las aguas regeneradas tal y como también exige el marco normativo (RD 1620/2007) en una doble vertiente: por su cumplimiento; y por la necesidad de realizar ajustes frecuentes en los programas de fertilización, a fin de optimizar el uso eficiente de fertilizantes y maximizar el desarrollo vegetativo y productivo de los distintos cultivos.
Las recomendaciones del informe incluyen las siguientes:
- La salinidad: Evitar la acumulación de sales en el suelo, usando acolchados en los casos que sea factible y aplicando fracciones de lavado cuando la concentración de sales del suelo pueda comprometer el desarrollo de los cultivos.
- La sodicidad: Vigilar la aparición de síntomas indicadores de la pérdida de porosidad del suelo. Aquellas situaciones en las que la infiltración del agua sea defectuosa, produciéndose encharcamiento superficial o amplia extensión del área de humectación, pueden ser indicadoras de una pérdida de la estructura del suelo. En estos casos, la aplicación previa de materia orgánica puede ser un factor atenuador. El lavado de sales también tendrá un efecto beneficioso.
- Metales pesados: Realizar un seguimiento cada 15 a 20 años, para comprobar las concentraciones de los metales pesados en el suelo.
- El agua regenerada interacciona con los suelos y acuíferos. Estos llevan a cabo un importante papel de filtrado y depuración, sin apenas indicios que pongan en riesgo su “capacidad de acogida” y autodepuración, salvo procesos colmatantes eventuales. Estas conclusiones son consecuencia de las observaciones y recopilación de datos de un período de cinco años. No obstante, el efecto sobre estos vectores podría operar en períodos de tiempo superiores, de ahí el estudio del efecto a largo plazo mediante modelización.
- En los estudios de modelización realizados se ha observado dos procesos destacados a tener en cuenta:
- Degradación de la materia orgánica. Su afección sobre el acuífero queda restringida a los acuíferos libres, debido a su rápida degradación. La presencia de materia orgánica, junto a una muy baja concentración de nitrato en el agua regenerada, contribuye a la desnitrificación del acuífero, ya sea por procesos de dilución o de oxidación.
- Adsorción de metales pesados procedentes de las aguas regeneradas. A pesar de este proceso de adsorción, no se han detectado procesos ni de persistencia ni de acumulación de metales pesados. Por otra parte, los resultados han puesto de manifiesto una leve salinización del acuífero por la recarga con agua regenerada. El incremento de ion cloruro queda dentro del rango común de concentraciones de agua de pozo para todas las zonas de estudio.
- El uso de aguas regeneradas para riego está potenciando sinergias favorables en las Comunidades de Regantes, fomentando las inversiones por parte de las Administraciones y particulares(al tener una mayor garantía de suministro de agua) e incorporando nuevos elementos a los esquemas de gestión hídrica convencionales.
A modo de resumen final, el Informe indica que “Tras cinco años de experimentos realizados en el marco de este proyecto, los resultados han demostrado que la (re)utilización de aguas residuales regeneradas para el riego no ha provocado alteraciones significativas ni en los cultivos, ni en el suelo, ni en los acuíferos”.